domingo, 23 de octubre de 2011

Proyectos urbanos estratégicos en ciudades latinoamericanas y europeas

Hace unas semanas, he tenido la oportunidad de participar en varias sesiones de debate sobre la naturaleza de los proyectos urbanos estratégicos y los grandes eventos en las ciudades latinoamericanas, invitado por una universidad brasileña y otra uruguaya. Las sesiones fueron promovidas por la Universidade Federale de Bahía (Salvador de Bahía) y por la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República (Montevideo) y se desarrollaron en esas ciudades. Además, en otra ciudad brasileña, Maceió, se celebró el Seminário Internacional URBICENTROS 2011, en el cual se trataron temas complementarios, pero también centrados en las experiencias y proyectos de ciudades que apuestan por diferentes tipos de proyectos urbanos como estrategia de transformación urbanística.

El punto de partida, en Brasil, es el de los eventos programados para los próximos años: Copa Mundial de Futbol Brasil 2014 y Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, el 2016. En Salvador, el debate surgió tras mi presentación “A herença urbanistica dos grandes eventos”, y sirvió para detectar algunos paralelismos y especificidades entre los proyectos que se llevan a cabo en las distintas sedes del campeonato de fútbol, así como en la preparación de los Juegos Olímpicos con la mirada puesta en las experiencias recientes de otras ciudades, muy especialmente el caso de Barcelona. También fue objeto de análisis la experiencia de la Exposición internacional de Zaragoza de 2008, centrándose en los aspectos urbanísticos más relevantes: estrategias urbanas, impacto, proyectos asociados, etc.
Parque olímpico de Río 2016 (proyecto postolímpico)
Salvador de Bahía: nuevo estadio 2014
En Montevideo, el debate se planteaba desde la oportunidad de actualización del Plan de Ordenamiento Territorial, aprobado en 1998. Allí se detectan situaciones más próximas a las de las ciudades europeas, como corresponde a una ciudad de características espaciales y socioeconómicas menos polarizadas respecto a las ciudades brasileñas. Así, la inclusión de determinados proyectos de carácter estratégico en Plan, muestra un recorrido bastante paralelo al del urbanismo que se impone en la mayor parte de las ciudades europeas. En cualquier caso, interesa poner de manifiesto la capacidad de los gestores municipales para controlar uno de procesos que están modificando la estructura tradicional de las ciudades latinoamericanas: la proliferación de “barrios cerrados” (“countries” en ciudades argentinas o uruguayas) ha sido frenada en Montevideo por una firme decisión del gobierno municipal. Y también podría destacarse que el Avance de ese Plan fue elaborado en la Facultad de Arquitectura, dejando al equipo de gerencia urbanística su encaje y desarrollo definitivo, en una muestra de colaboración entre Universidad y Ayuntamiento que recuerda a lo sucedido en Barcelona desde finales de la década de los 80.
Montevideo: Plan de Ordenamiento Territorial

Se reproduce a continuación el artículo, publicado en la revista Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XV, nº 895 (3), 5 de noviembre de 2010
http://www.ub.edu/geocrit/b3w-895/b3w-895-3.htm

Urbanismo olímpico y postolímpico. Visiones profesionales, académicas y periodísticas

En una entrevista reciente, el conocido geógrafo y urbanista Peter Hall respondía así al preguntarle si creía que Barcelona está “muriendo de éxito”: “es una manera agradable de morir. Muchas ciudades lo desearían. En Europa hay muchas urbes en declive porque nacieron para cumplir una función que ya no cumplen. Para sobrevivir deben encontrar otra. Londres y Barcelona lo han hecho. Han perdido la mayoría de su industria, pero han encontrado otras actividades”. Ese diagnóstico contrasta fuertemente con otros que cuestionan el “modelo Barcelona” y sus implicaciones en la vida cotidiana de sus ciudadanos. Sólo por poner un ejemplo, el arquitecto y profesor Rafael Moneo, en un acto celebrado en el CCCB, decía recientemente que “el verdadero lujo es el de las ciudades sin turismo”. Una alusión indirecta a ese modelo de éxito del que Barcelona es un referente internacional.

Como profesor universitario y arquitecto urbanista, mi visión del urbanismo contemporáneo y, en particular, del “urbanismo de los eventos” resulta de una doble perspectiva. Por un lado, desde nuestro grupo de trabajo universitario en la UPC hemos analizado durante algún tiempo ciertos eventos, como los que han marcado la trayectoria urbanística de Barcelona en 1888, 1929 y 1992. Por otro, he estado implicado directamente (trabajando como urbanista durante cuatro años en la Expo de Zaragoza 2008) en un evento que, como los olímpicos, puede inscribirse en ese tipo de urbanismo que se ha calificado de estratégico. Con esa doble aproximación, académica y profesional, he podido comprobar la diversidad de enfoques e interpretaciones sobre el fenómeno de los eventos y, en general, del urbanismo estratégico contemporáneo. Una diversidad que todavía se amplía más al considerar las visiones de carácter periodístico, generalmente más críticas y, en todo caso, complementarias respecto a las anteriores.

Con intención de poner de manifiesto el interés de tener en cuenta esos puntos de vista tan diferentes, me parece oportuno comentar el urbanismo barcelonés al hilo de tres publicaciones recientes.

Barcelona olímpica y postolímpica
La primera publicación es un producto del área de Urbanismo, Infraestructuras y Vivienda del Ayuntamiento de Barcelona: "Barcelona, Transformación, Planes y Proyectos" (2008). Se trata de un volumen que forma parte de una serie iniciada a principios de los años 80 por dicho departamento municipal. En las bibliotecas universitarias es posible encontrar esa serie de volúmenes que, con un mismo formato (30 x 30 cm) y una gran calidad técnica, describen el urbanismo barcelonés de las tres últimas décadas. Ese hecho es ya indicativo de cierta continuidad en las concepciones urbanísticas durante todos esos años, algo que cuestionan los que oponen radicalmente el “urbanismo cualitativo” de los años 80 frente al eventualmente economicista y especulativo de los últimos años.
Efectivamente, es posible referirse a los distintos periodos “preolímpico”, “olímpico” y “postolímpico”. Pero no es menos cierto que, como apunta Oriol Clos arquitecto jefe del área, al presentar las estrategias de transformación actuales “desde el año 1979 el urbanismo de Barcelona ha seguido una evolución sin rupturas conceptuales. En esta continuidad se puede establecer una cierta inflexión alrededor de los Juegos Olímpicos de 1992. Los Juegos Olímpicos catalizaron los ensayos urbanísticos de los 80”. Aunque esa ausencia de rupturas sustanciales en las estrategias urbanas no impide resaltar la importancia del inicio, hacia el año 2000, de nuevas líneas de desarrollo de propuestas de planeamiento y proyecto para las actuaciones urbanísticas en curso. La complejidad de las transformaciones urbanas durante los últimos años debe tener en cuenta las concepciones que están en el fondo de las estrategias y las actuaciones puestas en marcha. Y ahí resultan decisivas las opciones tomadas en cada momento: desde las asociadas al discurso de la “reconstrucción de la ciudad” en el periodo preolímpico, hasta otras que permiten inscribir el urbanismo barcelonés en los procesos de revisión y en los cambios de ciclo del urbanismo a escala internacional durante la década de los 90.

Para algunos, esta presentación sistemática de los proyectos municipales puede ser entendida como una forma propagandística de la política municipal. Sobre todo si se atiende a algunas afirmaciones un tanto excesivas realizadas en el prólogo por el actual teniente de alcalde de Urbanismo sobre “la responsabilidad de gestionar el urbanismo de Barcelona, la ciudad en este aspecto más emblemática de Europa”. Pero el volumen tiene un contenido eminentemente técnico y se estructura en una serie de bloques que corresponden a los temas y ámbitos prioritarios de actuación urbanística: transformación, estructura, verde estratégico, proyectos urbanos, vivienda y barrios, ciutat vella. La reproducción de los documentos de carácter urbanístico y arquitectónico resulta de gran interés para conocer los instrumentos y los argumentos técnicos utilizados en las actuaciones de los últimos años. Porque una parte importante del “modelo Barcelona” se basa en las tentativas y los logros relativos a la integración de visiones sectoriales. Y esa es una aportación que queda suficientemente argumentada en un trabajo colectivo que corresponde al periodo postolímpico.

Barcelona y otras “ciudades olímpicas”Casi dos décadas después de la experiencia olímpica, Barcelona sigue siendo analizada en profundidad desde distintas perspectivas: geográfica, económica o histórica. No obstante, entre los centenares de artículos y publicaciones sobre el tema todavía no abundan los análisis comparados o con perspectiva internacional. Por ello, es importante resaltar la importancia de trabajos colectivos como el dirigido por J.R. Gold y M.M. Gold, Olympic cities: city agendas, planning and the world’s games, 1896- 2012 (Routledge, 2007, segunda edición en 2010). En el libro se interpretan los episodios olímpicos desde una perspectiva urbanística amplia. De los dieciocho capítulos, ocho son monografías o ensayos sobre otras tantas ciudades sedes de juegos olímpicos: Berlín 1936 (M.Meyer-Künzel), México D.F. 1968 (M.Barke), Montreal 1976 (D.Latouche), Barcelona 1992 (F.J.Monclús), Sydney 2000 (B.García), Atenas 2004 (M.M.Gold), Beijing 2008 (I.G.Cook), Londres 2012 (G.Evans). Además, un bloque introductorio incluye algunos ensayos de carácter general y otro se dedica a aproximaciones temáticas: financiación (P.Kitchin), promoción (S.V.Ward), regeneración urbana (J.Coaffee).

La visión comparada de este trabajo colectivo permite hacernos una idea de las continuidades y los cambios en el urbanismo olímpico y su relación con la trayectoria del urbanismo contemporáneo. La importancia del movimiento olímpico, naturalmente, va más allá de sus consecuencias urbanísticas. Pero es interesante entender que su utilización como estrategia urbanística no puede adscribirse de forma mecánica a la lógica de la globalización, como a menudo se ha interpretado el episodio de los Juegos de 1992 en Barcelona. Desde los Juegos de Londres en 1908 es posible comprobar impactos urbanísticos de cierta entidad. Y en los Juegos de Montreal de 1976 (casi una década después de la gran Expo de 1967) ya se utilizaban análisis de coste- beneficio, con una estrategia urbanística explícita.
En los distintos análisis, la experiencia barcelonesa se destaca como aquella en la que se produce un impacto urbanístico más evidente, asociado a la regeneración urbana, a la recuperación del litoral y a la catalización de otros proyectos urbanos previstos con anterioridad. Barcelona se convirtió, por estos motivos, en un referente que las candidaturas posteriores han tenido muy en cuenta (con excepciones como la de Atlanta 1996). Pero no habría que exagerar la originalidad del “modelo Barcelona”. Al menos en cuanto a lo que se refiere a la adopción de un urbanismo estratégico vinculado a la mercadotecnia urbana, ensayado por muchas otras ciudades desde la década de los 80 del siglo pasado. Lo que verdaderamente atrae la atención de los gestores y técnicos urbanos es el éxito de sus estrategias integradoras con resultados notables en el campo de la arquitectura y del diseño urbano. Y el objetivo creciente de las críticas es la excesiva presencia de la arquitectura icónica y cierta subordinación de las políticas urbanas a la lógica del turismo (con un peso cada vez mayor de las iniciativas empresariales en detrimento de las públicas) asociada al deseo de posicionar constantemente Barcelona en la Liga urbana internacional.

El urbanismo de los eventos y los “proyectos emblemáticos”
En paralelo a esas aproximaciones académicas, han proliferado otras visiones, generalmente más críticas, entre las que domina una perspectiva periodística. Aunque centrado en la arquitectura “estelar” y sus eventuales efectos urbanísticos, es destacable el libro de Ll. Moix, Arquitectura milagrosa. Hazañas de los arquitectos estrella en la España del Guggenheim (Anagrama, 2010). Se puede decir que el trabajo prolonga las investigaciones periodísticas del autor, cuyo libro “La ciudad de los arquitectos” (Anagrama, 1994), supuso una aportación interesante para conocer el papel de los técnicos en el urbanismo barcelonés.


En este ameno libro, el urbanismo reciente de Barcelona se presenta junto a otros episodios de “arquitectura estelar” y urbanismo estratégico en ciudades españolas. El autor sitúa en paralelo fenómenos como el de Bilbao, Valencia o Santiago en relación al de Barcelona o Zaragoza. Es decir, ciudades “sin eventos” pero con grandes “operaciones emblemáticas” presididas por arquitecturas estelares, junto a otras en las que los diferentes eventos (JJ.OO. 1992, Forum 2004, Expo 2008) suponen hitos importantes porque los plazos fijado para la celebración de los mismos supone ya compromisos ineludibles y marca las agendas de las instituciones, de los políticos y de las operaciones arquitectónicas y urbanísticas.

El autor, que ya había publicado una esclarecedora monografía sobre el papel de los arquitectos en la Barcelona olímpica (“La ciudad de los arquitectos”, Anagrama, 1994), efectúa una revisión crítica de las iniciativas de los últimos años asociadas a la proliferación de arquitecturas singulares y arquitectos estrella en diversas ciudades españolas, como parte esencial de un ciclo que ha marcado la economía y la política de las mismas. La confianza en el “potencial milagrero” de la arquitectura icónica y de los arquitectos estrella o la desmesura de algunas de esas operaciones no lleva a Llatzer Moix a generalizaciones excesivas, prestando especial atención a los casos de la “Ciudad de la Cultura” de Santiago de Compostela y a la “Ciudad de la Artes y las Ciencias” de Valencia. Porque es cierto que cada una de esas historias nos lega una enseñanza diferente. En esas dos ciudades, la lección es que “la conjunción de clientes inexpertos con arquitectos incontinentes conduce a la desmesura y al derroche de dineros públicos”.

En el caso de Barcelona, a pesar de su tradición urbanística y arquitectónica, la ciudad tampoco se ha librado de la “fiebre estelar”. Así, entre las “lecciones desaprendidas”, el autor explica de forma convincente la pérdida de un primer espíritu de intercambio cultural presente en el periodo olímpico, y su desplazamiento paulatino por la mercadotecnia de la imagen y de las apuestas icónicas. “La cultura, por la economía”. La visión irónica del autor sobre los penúltimos episodios – el edificio Fórum, la Torre Agbar o la remodelación del Camp Nou- resulta especialmente ilustrativa de esos cambios, pues Barcelona, que antes había sido considerada un referente internacional, actúa cada vez más como tantas otras ciudades, “primando las promociones arquitectónicas de marca, espectaculares, icónicas”. Aunque es cierto que la imposición del mundo del espectáculo y de las marcas, con la consiguiente espectacularización de la arquitectura, no es un fenómeno que haya aparecido de la noche a la mañana, como se comprueba en la proliferación de edificios singulares desde hace bastante más de dos décadas.
En definitiva, uno no puede estar más de acuerdo con las conclusiones del autor: “urge, en definitiva, devolver sensatez a la arquitectura, en especial a la que se levanta con inversión pública”. Si bien hay que reconocer que la mayor parte de la arquitectura pública ha experimentado una mejora sustancial en calidad y en su integración urbana. Y que Barcelona ha sido, sigue siendo un excepcional laboratorio urbanístico en el que se pueden comprobar las ventajas y los límites de la experimentación arquitectónica, la potencia y los costes de los grandes eventos, o las tentativas de integración urbanística y paisajística frente a los procesos de banalización de nuestros paisajes urbanos y metropolitanos.

Bibliografía
AA.VV. Barcelona, Transformación, Planes y Proyectos. Ayuntamiento de Barcelona, 2008.
GOLD, J. R. y GOLD, M.M. (eds.). Olympic cities: city agendas, planning and the world’s games, 1896- 2012. Londres: Routledge, 2007, segunda edición en 2010.
MOIX, Ll. Hazañas de los arquitectos estrella en la España del Guggenheim. Arquitectura milagrosa. Barcelona: Anagrama, 2010.
MONCLÚS, J. El 'modelo Barcelona' ¿Una fórmula original? De la 'reconstrucción' a los proyectos urbanos estratégicos (1997-2004). Perspectivas Urbanas / Urban Perspectives, octubre 2003, vol 18, nº 4 <http://www.ub.edu/geocrit/b3w-895/www.etsav.upc.es/urbpersp>. Versión inglesa: MONCLÚS, .J. The Barcelona Model: an original formula? From "Reconstruction" to Strategic Urban Projects (1979-2004).Planning Perspectives, 18, 4, 2003.

Referencias adicionales:

GORDILLO, A., “Qual o plano de Cidade na Copa 2014?”, Bahia Na Rede (27.04.2011)
http://blogbahianarede.wordpress.com/2011/04/27/qual-o-plano-de-cidade-nos-projetos-da-copa-2014/
SCHELOTTO, S. , “La ciudad de Montevideo: ¿una metrópoli policéntrica?”, Centro-h, Revista de la Organización Latinoamericana y del Caribe de Centros Históricos, No. 2, diciembre 2008
MONCLÚS, F.J., GUARDIA, M. (eds.), Culture, Urbanisme and Planning, Ashgate, Londres, 2006

Javier Monclús

 

domingo, 9 de octubre de 2011

Beulas y Moneo en el CDAN

Ayer, en el Centro de Arte y Naturaleza-Fundación Beulas de Huesca, la presencia de su amigo Rafael Moneo era el regalo que había preparado Teresa Luesma, Directora del CDAN, para el escultor José Beulas, en su 90º cumpleaños.


Fue un encuentro que no defraudó a los que asistimos a la Jornada, ya que son contadas las ocasiones en las que tenemos el privilegio de estar en un buen edificio, escuchando las explicaciones sobre el diseño del mismo al arquitecto-autor (Moneo), y con la participación del promotor (José Beulas) que estaba sentado en la primera fila. Las improvisadas y reiteradas intervenciones de Beulas en el discurso de Moneo para puntualizar aspectos sobre la eficacia de la iluminación natural de la sala principal, o los criterios para el emplazamiento de la futura ampliación del complejo, dieron como resultado una entretenida dialéctica entre arquitecto y cliente-artista que puso de manifiesto, al margen de sus diferentes apreciaciones puntuales, la amistad madura e inquebrantable entre ellos.



Trazas de la siega en Benabarre (Huesca). Fot.: P. de la Cal


La sesión había comenzado con la lectura de una conferencia inédita de Beulas, escrita hace 32 años, pero que mantiene plena vigencia e interés. La ponencia busca las claves de esa “brecha de incomprensión entre el público y los pintores” que se produjo con el inicio de pintura al aire libre y el abandono de los antiguos procedimientos de taller a mediados del siglo XIX, y realiza una síntesis magistral del proceso evolutivo que discurre desde el impresionismo, hasta el cubismo y la abstracción. Expone que, por encima de las distintas teorías, lo que tiene validez es la sensibilidad mostrada por los artistas en esa aproximación en la que “siendo figurativo, hay que pensar en abstracto”, y planteaba, ya en 1979, que no existe riesgo de estancamiento en el arte, ya que, en palabras de Beulas, “la naturaleza está ahí, y siempre habrá alguien con una óptica distinta para interpretarla”.


El "Puro" y la pared del mallo "Pisón", en Riglos (Huesca). Fot.: P. de la Cal



Como una secuencia lógica con el contenido de esta ponencia, Rafael Moneo explicó en su conferencia la influencia que han tenido tres pintores, y su obra, en tres de sus edificios. En la Fundación Miró de Mallorca, la pintura de Joan Miró le inclina por una apuesta de geometrías quebradas, que esquivan la perspectiva hacia una “deliberada destrucción de la visión unitaria del espacio”. En el Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal de San Sebastián, el planteamiento estratégico de la solución volumétrica es plena deudora de la estética oteiziana. Dos sólidos activados por una geografía, como en la condición flotante de las composiciones de Jorge Oteiza, que se alejan con brillantez de ese tejido denso-construido-estático de las manzanas residenciales que hacen de fondo y realzan las dos figuras adelantadas. Por último, en el CDAN, Moneo encuentra la inspiración en esos paisajes pintados por José Beulas, esas “geografías geometrizadas por la reja del arado”, esos “dibujos de la tierra realizados por el labrador”, que encuentran además su reflejo en las onduladas paredes verticales de las peñas de las sierras oscenses, como Riglos o el Salto de Roldán.



Moneo profundiza en el esfuerzo que hace el arquitecto para mantener la fuerza y la expresividad de ese imaginario abstracto, desencadenante del proceso inicial de inspiración y génesis del proyecto, a lo largo del proceso proyectual y constructivo del edificio. Un proceso en el que lógicamente, superada esta fase inicial, se incorporan otras cuestiones funcionales, táctiles o constructivas que necesariamente son ya ajenas a la propia influencia directa de la abstracción pictórica.



Mallos de Riglos (Huesca). Fot.: P. de la Cal



Logris VI, 2011. Díbujo a lápiz. Lluís Hortalá




Al tiempo que disfrutábamos de la precisa oratoria de Moneo, en los lienzos laterales de la sala podíamos contemplar unas series de gran formato, de montañas, paredes y agujas, escaladas entonces y ahora dibujadas por Lluís Hortalá, que tan bien acompañaron el discurso de Moneo sobre la influencia de esta naturaleza pétrea en los muros de la Fundación, en esa dialéctica de oposición de lo cóncavo y lo convexo, en esa búsqueda de la fluidez en espacios no perspectivos…





Lienzos curvos exteriores del CDAN-Fundación Beulas (Huesca). Fot.: P. de la Cal



Pero por encima de todo, nos quedó la sensación de una sesión realmente estimulante, por la intensa relación entre dos grandes amigos, que en su plenitud mantienen intacto su interés ante nuevos proyectos, y que tienen en la naturaleza una fuente constante de inspiración. Una actitud que llena de optimismo nuestro trabajo, la intervención en el paisaje y en la ciudad, que debe ser capaz de encontrar en la naturaleza, e interpretar, esas “claves abstractas”, como tan magistralmente han acreditado nuestros dos protagonistas: los maestros, de profesión y de humildad, Beulas y Moneo.


Pablo de la Cal